Por José Gallardo y Piero Ghezzi.
En un oportuno y comentado libro (“Conexión y Despegue
Rural”), Richard Webb señala recientemente que dos fenómenos claves se han
observado en el sector rural desde los años 90: el despegue de los ingresos y
una explosión de la conectividad. Según el autor, la coincidencia sugiere
causalidad: mayor conectividad, como resultado del acceso a telefonía móvil y
redes viales, permite emprendurismo. Esto ha jugado un rol esencial en el
incremento de los ingresos rurales.
La lectura más optimista, y más difundida, de los
resultados de Webb es que confirman que el crecimiento resuelve los problemas
económicos del país, inclusive el ancestral aislamiento rural. Con tiempo el
ingreso del sector rural convergería al del urbano, proceso que ya comenzó.
Nuestra lectura es distinta. Los hallazgos de Webb
transmiten tres mensajes claves:
(A) La conectividad aumentó por decisiones explicitas de
política económica.
Webb resalta correctamente la causalidad de conectividad
hacia el crecimiento. Pero el aumento en conectividad no fue consecuencia
inexorable de la evolución de la economía, sino se debió a decisiones de
política económica.
En conectividad vial, el impulso de las redes de
carreteras se derivó de reconocer el efecto complementario de la
infraestructura sobre la inversión privada y la decisión de destinar un
presupuesto mayor para estos fines. En la expansión del servicio eléctrico, se
decidió no expandir el subsidio para quienes ya tenían el servicio, vía
ampliación de esquemas como el FOSE (el subsidio urbano a quienes consumen
menos de 100kwh). En su lugar, se dirigieron recursos a la expansión de la
electrificación rural. El coeficiente de electrificación rural, que era 29,5 en
el 2007, creció a 63.0 en el 2012.
En conectividad móvil las decisiones de política fueron
más explícitas y de mayor repercusión. Se tomaron medidas de competencia y
regulación que permitieron menores precios, mayor cobertura geográfica y mayor
acceso. En el 2005, únicamente 450 de los más de 1,800 distritos del país
tenían cobertura móvil parcial o total. Luego de decisiones relevantes en el
2005, la cobertura creció rápidamente a 1,250 distritos en el 2007.
Dos decisiones de política económica explican el
crecimiento de la conectividad móvil:
La primera decisión consistió en crear mayores
condiciones de competencia. Se eliminó la incertidumbre respecto de los cargos
de interconexión en redes móviles, la cual había paralizado al sector por más
de dos años. A partir de la regulación de los cargos en el 2005 (con un
cronograma pre-establecido de convergencia hacia costos), se compatibilizó los
objetivos de expansión y reducción de precios. Con reglas de juego claras, la
entrada de América Móvil aumentó la competencia. En la medida que su
modelo de negocio se enfocaba en la penetración en el segmento de bajos
ingresos, se logró una sustancial expansión del acceso en las zonas
cubiertas y de las redes hacia las no cubiertas.
La segunda decisión consistió en usar regulación para
permitir que personas de menores ingresos pudieran usar el servicio telefónico.
Se disminuyó las tarifas desde teléfonos públicos hacia redes móviles en el
2006. Eso fue posible gracias a la reducción de los cargos móviles desde un
rango entre 0,20 a 0,25 US$ hasta 0,09 US$ aproximadamente, y a la regulación
de otros cargos de interconexión y transporte. Como resultado, las tarifas
desde teléfonos públicos hacia móviles se redujeron de 2,00 a 0.50 nuevos soles.
La regulación de los cargos de interconexión y la reducción de la tarifa desde
teléfonos públicos permitió que todas las tarifas móviles convergieran también
a 0,50 nuevos soles.
El despegue rural ilustra como decisiones de política
económica basadas en criterios técnicos pueden contribuir al desarrollo. Estas
decisiones fueron difíciles de tomar. En su momento, existió oposición a ellas.
Sin la voluntad de hacerlas, los hallazgos de Webb no hubieran sido posibles.
(B) Es necesario seguir enfocando esfuerzos en mejorar la
productividad del sector rural. Parte del despegue rural es consecuencia del
boom extractivo.
Es importante distinguir el aumento de los ingresos
rurales resultado del aumento en la demanda agregada (mayor consumo) de aquel por
aumento de la oferta (mejora en productividad). A la larga, lo que realmente
importa es la productividad.
La mayor conectividad mejora claramente la productividad
rural. Pero parte del aumento de ingresos rurales es también consecuencia de un
aumento en el consumo resultante de los efectos directos e indirectos del boom
minero. El crecimiento de ingresos rurales ha sido impulsado por un aumento de
demanda agregada y tendría límites si no es complementado por medidas, que como
el aumento en la conectividad, mejoren las capacidades productivas.
(C) Los resultados de Webb ilustran los beneficios de una
mayor eficiencia en el uso de los recursos.
En el Perú parte importante de los incrementos en el
presupuesto público se ha destinado a mayores compras o a generación de empleo
público. Ese dinero debería ser reorientado a la creación de infraestructura
física y social (educación, salud) y a financiar otras medidas que mejoren la
competitividad. Esto supone decisiones presupuestales explícitas complicadas
pero importantes.
En suma, el crecimiento dinamiza procesos, pero
decisiones de política económica que apunten a mejorar las capacidades
productivas del sector rural han sido y serán fundamentales para incrementar el
impacto de esos procesos.
Publicado el 6 de junio del 2013 en Gestión.
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