sábado, 23 de noviembre de 2013

Aprovechando la estrecha ventana de oportunidad

Por José Gallardo y Piero Ghezzi.
 
Según algunos analistas el Perú tiene una oportunidad histórica para lograr el desarrollo como consecuencia de dos factores: (a) el megaciclo económico chino y (b) el “bono demográfico”. El primer factor es evidente. La importancia económica china creció sustancialmente luego de su integración a la Organización Mundial de Comercio a fines del 2001, y al haber logrado un tamaño que le permite ser determinante en el precio de las materias primas. 

El segundo factor es más técnico. La tasa de dependencia (población dependiente como porcentaje de la población económicamente activa) estaría positivamente correlacionada con el crecimiento. La tasa de dependencia peruana caerá en los próximos 25 años y por tanto favorecería el crecimiento. Sin embargo, la ventana de oportunidad es estrecha por seis razones:
 
1) Cambios en China y peligros en la economía mundial
 
El crecimiento chino está cayendo de un promedio de 10% durante los 30 años previos a 7-8%. Además, tendrá que depender más de su consumo doméstico. Ambos cambios resultarán en una menor demanda por minerales.

El modelo chino, liderado por las exportaciones y la inversión, tiene contrapesos. El sector exportador ya no jala a la economía como antes. El mundo crece poco, y China ha perdido competitividad. Asimismo, la inversión está cerca a un insostenible 50% del PBI y existe evidencia de sobrecapacidad. Las presiones demográficas e inflacionarias también limitarán el crecimiento.
 
2) El bono demográfico viene operando hace años
 
El bono demográfico va a ser un factor positivo para el crecimiento peruano, pero no más que en el pasado. Existe confusión entre niveles y tasas. El crecimiento de una economía está asociado con el cambio en la tasa de dependencia. La tasa de dependencia peruana va a seguir cayendo, pero la velocidad a la que cae será cada vez menor. Por lo tanto, el factor demográfico seguirá siendo favorable, pero empujará cada vez menos el crecimiento.
 
3) El proceso de crecimiento peruano actual no es inusual
 
Hay un número alto de países que en el pasado experimentaron una aceleración del crecimiento. Sin embargo, sin mejoras continuas en la política económica, este terminó de manera abrupta. 

Un ejemplo vívido es Brasil. Luego de crecer a 2.3% anualmente entre 1980 y el 2003, la economía se aceleró a 4.5% entre el 2004 y el 2010. Sin embargo, luego de la primera mitad del primer gobierno de Lula, el país no redujo sus cuellos de botella productivos. Su crecimiento fue 0.9% en el 2012 y sería alrededor del 2.5% en los próximos años.
 
4) Periodos de boom no terminaron bien en el pasado
 
El Perú ya tuvo procesos de crecimiento alto que no terminaron bien. Sin soslayar las transformaciones de la economía peruana, el proceso de crecimiento actual tiene precedentes históricos tanto en duración como en velocidad.

Seminario y Alva (“Cuando despertemos en el 2062”, 2012), identifican tres periodos de auge previos (1830-1876, 1894-1929, 1943-1976). El crecimiento anual promedio en estos tres periodos fue 3.4%, 5.3% y 5.1% respectivamente, y duraron 46, 35 y 33 años respectivamente. El auge actual lleva 20 años con un crecimiento promedio de 5.4%.

Los tres periodos acabaron con un colapso de la economía. No se canalizó los recursos generados por el sector exportador para mejorar sustancialmente las capacidades productivas de la economía. En el periodo actual se ha mejorado, pero todavía hay mucho por hacer.
 
5) La debilidad institucional dificulta manejar los booms de recursos naturales
 
Es común, y hasta natural, preocuparse porque existan muchos países con vastos recursos naturales que no logran mejorar sus índices de desarrollo humano. Sin embargo, Mehlum, Moene y Torvik (2005) indican que los países con recursos naturales han tenido nivel de desarrollo alto cuando han tenido también instituciones sólidas y altos niveles de capital humano.

Nuestra institucionalidad macroeconómica es tan buena como en los mejores países del mundo. En los índices de capital humano, físico, y de fortaleza institucional (no macroeconómica) estamos a media tabla. En estos últimos, la diferencia entre Perú y Chile es mayor que la diferencia entre Chile y los países desarrollados.
 
6) La desigualdad tiene riesgos
 
La limitada presencia del Estado en importantes áreas del territorio, así como la mala distribución y calidad de los servicios públicos significa que la sensación de mejora es limitada para amplios segmentos de la población.

Esto puede afectar el crecimiento de dos maneras. Primero, se podrían activar en el futuro políticas que traten de aliviar el problema de mala distribución de manera errada. Segundo, la falta de institucionalidad podría determinar que los reivindicaciones de igualdad se canalicen de manera informal (tomas de locales, carreteras, etc.) y formal (operaciones de los gobiernos locales, como regulaciones, prohibiciones, consulta popular, etc.) que afectan la apropiabilidad de la inversión y por ello su rentabilidad. Esto reduce la inversión y el crecimiento.
 
Por lo tanto, se necesitan mejoras en la política económica...
 
Entre los factores que pueden causar la desaceleración del crecimiento, la menor apropiabilidad de la inversión, como consecuencia de problemas sociales no resueltos, presenta el mayor riesgo. Naturalmente esto se agravaría si hubiera una mayor reducción en los precios de las materias primas.

Afortunadamente existen soluciones. Por ejemplo, para contrarrestar la desaceleración china es necesaria una política comercial más estratégica. Para diversificar la economía y amenguar la desigualdad, crear ventajas comparativa con política educativa y crear o consolidar clusters productivos. En general, para evitar que esta ventana de oportunidad se cierre sin alcanzar el desarrollo, fortalecer sustancialmente las políticas económicas.
 
Publicado el 27 de junio del 2013 en Gestión.

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