sábado, 23 de noviembre de 2013

La pertinencia de discutir el modelo

Por José Gallardo y Piero Ghezzi.
 
Hace dos semanas presentamos nuestro libro “Qué se puede hacer con el Perú: ideas para sostener el crecimiento económico en el largo plazo”. En el libro indicamos que el Perú es considerado, con justicia, un referente macroeconómico. Pero que los logros son menores cuando se incluyen indicadores de empleo, productividad y distribución (de ingresos, accesos y oportunidades), que son los que más afectan la calidad de vida de los ciudadanos. Encontramos también que sin cambios sustanciales, el desarrollo económico será probablemente esquivo.

Sin embargo, también indicamos que una buena política económica puede evitar ese escenario. Muchos de nuestros problemas reflejan fallas en el proceso político. Estas deben ser combatidas con liderazgo de Estado en unos casos, y creando burocracias técnicas especializadas en otros (como educación, desarrollo rural, y lucha contra actividades delictivas). También sugerimos ideas para diversificar la economía y generar nuevas ventajas comparativas, poniéndole énfasis a dimensiones regionales.

En ese sentido, concluimos que existe una necesidad de hacer algunos ajustes al modelo. Naturalmente, estos deben ser incrementales y sin descuidar lo ya obtenido. Creemos que hay varias razones por las que es pertinente la discusión:
 
(1) La realidad ha cambiado.
 
Las prioridades de políticas vigentes responden en gran medida a la realidad que motivó las reformas estructurales en el Perú y en otros países del mundo en la década del 90.

En ese entonces y en respuesta a los altos niveles de proteccionismo, se impulsó la liberalización de la economía. Para resolver el fracaso del modelo de empresas públicas, se lanzó un amplio proceso de privatizaciones y concesiones, así como la regulación en los servicios públicos. En respuesta a los desequilibrios macroeconómicos, se priorizó el orden fiscal y se reformó la institucionalidad tributaria.  Asimismo, se resolvió la inseguridad jurídica de la inversión privada.  

En la actualidad, la necesidad de re-priorizar objetivos y sofisticar las políticas económicas es evidente. Ya no es necesario reducir la deuda externa o abrir más la economía, pero debería ser prioritario mejorar las finanzas regionales y la eficiencia del gasto público (para financiar el gran salto al desarrollo), así como diseñar una política comercial más estratégica (con menos énfasis en TLCs, donde ya se avanzó bastante). Tampoco existe una gran necesidad de promover la seguridad jurídica de la inversión de grandes empresas, pero si la de resolver la inseguridad que enfrentan  pequeños empresarios en las regiones, hoy amenazados por la delincuencia y extorsión.
 
(2) La economía como campo de conocimiento ha progresado.
 
Hoy conocemos mejor el rol de la educación, de las capacidades productivas, de la inserción en las cadenas de valor y el rol de la política económica en la creación de ventajas comparativas. También entendemos mejor las causas últimas del desarrollo, el rol de las instituciones, y la importancia de los incentivos.
 
(3) Es claro lo que el modelo da y lo que no va a dar.
 
Luego de más de 20 años de implementado, las bondades del modelo son innegables. Pero también sus limitaciones. El paso del tiempo no va a resolver por sí solo los problemas que hoy son relevantes en el país, por ejemplo los referidos a la infraestructura física y social (educación), la dinámica y heterogeneidad de la productividad o a la inseguridad y corrupción.  

En general, el crecimiento no está generando un proceso de fortalecimiento institucional. Esto es problemático. No existe ningún país en el mundo que se haya desarrollado con instituciones débiles.
 
(4) Los ingresos han crecido sin una transformación sustancial de la productividad.
 
La notable expansión del sector de recursos naturales ha contribuido al crecimiento de los ingresos de la población. Pero el crecimiento del ingreso sin un aumento proporcional de capacidades productivas perjudica la competitividad. Por ello es necesario proveer a los productores peruanos de las externalidades e infraestructura necesarias para enfrentar la creciente competitividad internacional.
 
(5) Es necesario crear nuevas fuentes de crecimiento y potenciar las existentes.
 
El crecimiento potencial (el de mediano plazo) pareciera estar cayendo por factores externos. El crecimiento promedio entre el 2005 y el 2012 fue 7% (incluyendo el crecimiento casi nulo del 2009 como resultado de la crisis internacional). La mayoría de analistas considera que el crecimiento potencial está alrededor del 5.5%-6%.

La caída en el crecimiento potencial no debería sorprender. Se va agotando el efecto de factores que impulsaron sucesivamente el crecimiento en las últimas dos décadas: estabilización macroeconómica, derrota de la subversión, acceso a insumos de mejor calidad y menor precio, mejor asignación de factores entre industrias y al interior de las industrias, recuperación de la inversión en los sectores minero y energético, el impulso de los servicios públicos, aumento continuo de precios materias primas, reducción de costos de financiamiento, entre otros.  

En resumen, el modelo de desarrollo actual pareciera no conducirnos al desarrollo económico. La discusión no debería ser si es necesario hacer ajustes o no, sino sus alcances. Naturalmente hacer cambios conlleva ciertos riesgos, pero el riesgo de no hacer nada es, con seguridad, mayor.
 
Publicado el 7 de noviembre del 2013 en Gestión.

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